Un cuento maravilloso para enamorarse de la música.Este álbum es atractivo para disfrutar con los ojos pero, como pocas veces, también para escuchar con los oídos. Por un lado, nos trae una divertida historia que está narrada de forma brillante y ponderada: una madre cantante magnífica que se dedica a cantar arias, capaz no sólo de seducir a los más atrevidos en animales, sino también de voltear el día a día -es hermoso poner en contacto a humanos y bestias en lugar de acomodar a ambos en mundos paralelos-. Y, por otro lado, nos invita a la música clásica con valentía: tenemos esta vez una partitura de aria del argumento, como hizo la escritora Laura Esquivel en su novela La ley del amor, tenemos tres canciones leyendo el álbum, viéndolo, y disfrutemos escuchándolo. Gozar: quizá ese sea el verbo que mejor describe el álbum, básicamente porque los autores nos lo ofrecen a través de bellas y retorcidas ilustraciones de texto, en equilibrio y armonía: gozo.La orquesta zoorable, como su nombre indica, es zoorable. Interrelaciona música y fantasía de forma magistral, incorporando también humor y creando una historia tan divertida como educativa sin llegar a ser un "libro píldora".Las imágenes son muy buenas, coinciden perfectamente con el texto porque los diferentes planos, tamaños y ubicaciones que se utilizan redondean la obra. A modo de apéndice, existen unos QR para poder escuchar las obras musicales que se mencionan a lo largo de la historia durante su lectura. Esto sumerge totalmente al lector y le abre una ventana para conocer cosas nuevas.